Corazón herido  | El corazón herido 

EL CORAZÓN HERIDO: LA HERIDA DE DESAMOR 

Todas las personas estamos heridas. En lo más profundo de cada uno de nosotros existe una herida de desamor  original, provocada por el pecado original, por la que entra el pecado en nosotros. Esta es una herida común a todo ser humano. Sobre esta herida, por la que ha entrado el pecado, se han podido generar, por las circunstancias de cada persona, una serie de heridas en nuestras relaciones, especialmente en aquellas relaciones más importantes de nuestra vida, es decir, nuestras relaciones familiares.  

Estas heridas la llamamos herida de desamor. Si, por imagen, semejanza y presencia de Dios, estamos llamados al Amor, estas heridas han oscurecido este amor en nosotros, sumergiéndonos en una profunda vivencia de desamor, de soledad, de abandono, de sufrimiento y dolor, de vacío, de mentira, de vergüenza, de culpa y de pecado. Esta herida ha surgido, normalmente, en el seno de las relaciones fundantes y fundamentales, en la familia. Es, por tanto, una herida relacional. 

Para acceder a estas profundas heridas que hay en nosotros primero hemos de conocerlas. Amor y conocimiento van siempre de la mano, si son verdaderos. Por ello, si queremos amarnos a nosotros mismos, hemos de conocernos, para poder así también conocer y amar a los demás. Sin amarnos a nosotros mismos, con amor verdadero, no con emotivismo narcisista, no podremos conocernos, y sólo conociéndonos y amándonos podremos conocer y amar a los demás con verdadero amor, y no con búsqueda de dependencia o narcisismo. 

    Por ello, quizá el viaje más importante que podamos y debamos hacer en nuestra vida es el viaje a lo más profundo de nuestro corazón. Es quizá la aventura más hermosa, más apasionante y entusiasmante, pero también la más difícil y la más arriesgada, porque en saberla realizar nos jugamos nuestra propia existencia y posiblemente la de las personas más queridas.  

    Sólo quien ha descendido a lo más profundo de su corazón en conocimiento y amor es verdaderamente libre y sólo siendo libre se puede amar de verdad. Porque en este descenso vamos viviendo un triple encuentro: con nosotros mismos, con los demás y con Dios.  

    En este descenso a lo más profundo de nuestro corazón, vamos descubriendo la verdad de nosotros mismos y vamos amándonos en esta verdad. Y desde esta verdad vamos encontrándonos con el que es la Verdad. Y desde este amor vamos encontrándonos con quien es el Amor. Y desde el encuentro con la Verdad y con el Amor se nos ilumina de forma más sorprendente y maravillosa nuestra propia existencia. Es el gran regalo del amor de Dios, que nos lleva a vivir en la verdad y nos capacita para amar. 

 

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LA BELLEZA DE LA VERDAD

AMOR EN ACCIÓN

«Me doy cuenta de que al no haber tenido un vínculo de apego adecuado con mi madre e inexistente o poco desarrollado con mi padre, esto creó problemas para conectarme emocionalmente con los demás, yo vivía huyendo de la vinculación hacia los demás» 

Alejandro 

«Nunca supe que mi padre hiciera comentarios sobre mí. Sentía que para él yo era un hijo raro. Era totalmente diferente a él. Mi mamá me alejó mucho de mi padre, sin darse cuenta creó una aversión de mi parte hacia él» 

Lorenzo 

REMAR MAR ADENTRO

Citas

Jesús le dio a Linda lo que ella más necesitaba: saber que era amada en medio de su herida y de su ira, e incluso saber que su ira era la ira de Jesús. Una vez que Linda supo que era amada con todo y su herida y la ira que sentía, empezó a perdonar a sus parientes y a sí misma. La herida más grande de su vida ahora se ha convertido en su mayor don para amar.

 ¿Cómo sanar las ocho etapas de la vida? pág. 22

Es el pesebre y la casa de Nazaret un modelo de hogar donde encontramos  el amor de Dios, los amigos, el abrazo, las personas sanas alrededor y en especial María y José quienes con su trato, ejemplo y amor  nos llevan a recuperar la confianza. Lo que nos da fuerzas para cambiar no es la fuerza de voluntad, sino el poder del amor.  

¿Cómo sanar las ocho etapas de la vida?

Los padres que se saben en brazos de un Dios amoroso pueden abrazar a sus propios hijos con una seguridad que va más allá de ellos mismos.

¿Cómo sanar las ocho etapas de la vida? pág. 60

Libros recomendados

 

Citas

 La adicción comienza cuando el niño, en lo profundo de su ser, recibe el mensaje fatal: “No confíes, no pienses, no sientas… no seas.” (Pertenecer, pág. 198) …, el principio de todas las adicciones es la negación (que es evadir lo que es real en nuestro fuero interno) (pág. 213) 

 

 

La vergüenza surge cuando se rompe el nexo entre dos personas, el “puente interpersonal”. Esto ocurre cada vez que trato a alguien como si fuera menos o más que yo. La vergüenza se cura cuando se restaura ese puente, restaurar el puente significa restaurar la igualdad y el sentido de la humanidad

Pertenecer, pág. 189

 

Tuve que aprender lentamente a tener confianza en todos mis sentimientos y a saber que la ira, el odio, la tristeza y la desesperación son buenos amigos míos, al igual que el amor y el júbilo. Cada uno de mis sentimientos tiene algo importante que decirme, a menudo más allá de lo que pudiera imaginar mi cabeza (Pertenecer, pág. 150) 

Libros recomendados

 

 

 

 

Citas

«En la raíz de los males personales y sociales, que ofenden en distintas medidas el valor y la dignidad de la persona humana, se halla una herida en lo íntimo del hombre» 

Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. 116

«El realismo cristiano ve los abismos del pecado, pero lo hace a la luz de la esperanza, más grande de todo mal, donada por la acción redentora de Jesucristo, que ha destruido el pecado y la muerte.» 

Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. 121

«La armonía de la pareja humana y de la sociedad depende en parte de la manera en que son vividas entre los sexos la complementariedad, la necesidad y el apoyo mutuos».» 

Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. 224

 

Libro recomendado

 

Citas

«Pues el hombre, al examinar su corazón, se descubre también inclinado al mal e inmerso en muchos males que no pueden proceder de su Creador, que es bueno. Negándose con frecuencia a reconocer a Dios como su principio, rompió además el orden debido con respecto a su fin último y, al mismo tiempo, toda su ordenación en relación consigo mismo, con todos los otros hombres y con todas las cosas creadas» (GS 13,1) 

 

«Porque, si somos violentos, es porque somos vulnerables. La violencia es la respuesta de nuestro corazón herido: la incomprensión, el rechazo, la falta de amor.
Cuando somos mal amados, rechazados, la herida se abre, nos duele, y entonces desplegamos nuestro sistema defensivo» 

La fuente de las lágrimas 

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