Mundo Esclavizado | La Batalla Contra La Justicia

MUNDO INJUSTO 

Nuestro mundo es un mundo esclavizado. Esta esclavitud tiene diferentes rostros. Existen muchas formas de esclavitud en la actualidad cuyo objetivo es acabar con la verdadera justicia que nace de la comunión y la solidaridad para con los más pobres y necesitados. 

La justicia es que todo se ajuste al plan divino que Dios ha diseñado para cada hombre y para la humanidad en su conjunto, en armonía, verdad, belleza y bondad. Hoy en día vemos que se está produciendo un verdadero ataque a esta justicia a través de estructuras de muerte que están generando un mundo donde reina la injusticia y la opresión al ser humano. 

Como nos recuerda nuestro querido Papa Francisco constantemente: 

«Existen hoy numerosas formas de esclavitudes a las que están sometidos millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños… Todos los días nos encontramos con familias que se ven obligadas a abandonar su tierra para buscar formas de subsistencia en otros lugares; huérfanos que han perdido a sus padres o que han sido separados violentamente de ellos a causa de una brutal explotación; jóvenes en busca de una realización profesional a los que se les impide el acceso al trabajo a causa de políticas económicas miopes; víctimas de tantas formas de violencia, desde la prostitución hasta las drogas, y humilladas en lo más profundo de su ser» (Mensaje del Papa Francisco para la tercera Jornada Mundial de los Pobres, 2019 

Es decir, desde nuestros pecado, indiferencia, heridas y formas de vida mediocres y contradictorias, hemos contribuido a la generación de un mundo injusto, en el que se dan todas esas formas de injustica que degradan al ser humano en lo profundo de su ser. De manera que el resultado de todo esto es la aniquilación del ser humano en su identidad más profunda de ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, reduciéndolo a un individuo aislado, degradado y oprimido. 

Para ilustrar esta imagen del hombre oscurecido y degrado te compartimos un impresionante texto de nuestro venerable Papa Benedicto XVI, el cual nos recuerda que el amor de Dios por el hombre desciende a ese corazón degradado y oprimido, pues Él lo ha asumido y compartido: 

«¡Ecce homo!, éste es el hombre, así de despreciable, así de pequeño. El evangelista Juan ha reconocido en esta palabras del cínico Pilatos unas palabras proféticas y así las ha transmitido a la cristiandad. Efectivamente, Pilatos tiene razón, quiere decir: ¡Mirad, esto es el hombre! En él, en Jesucristo, podemos leer lo que es el hombre, el proyecto de Dios y nuestra relación con Él. En Jesús maltratado podemos ver qué cruel, qué poca cosa, qué abyecto puede ser el hombre. En Él podemos leer la historia del odio humano y del pecado. Pero en Él y en su amor que sufre por nosotros, podemos además leer la respuesta de Dios: Si, éste es el hombre, el amado por Dios hasta hacerse polvo, el amado por Dios de tal manera que le atiende hasta la última necesidad de la muerte. Y en la mayor degradación continúa siendo también el llamado por Dios, hermano de Jesucristo y así llamado a participar del amor eterno de Dios. La pregunta «¿qué es el hombre?» encuentra su respuesta en la imitación de Jesucristo. Siguiendo  sus pasos, podemos día a día aprender con Él, en la paciencia del amor y del sufrimiento, qué es el hombre y llegar a serlo»  (Benedicto XVI: Creación y pecado, p.83-84 

 

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 «He vivido toda mi vida esclavo de muchos vicios. Antes de descubrir EPE y el itinerario, ni si quiera sabía que era un verdadero esclavo» 

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«En nuestra época principalmente urge la obligación de acercarnos a todos y de servirlos con eficacia cuando llegue el caso, ya se trate de ese anciano abandonado de todos, o de ese trabajador extranjero despreciado injustamente, o de ese desterrado, o de ese hijo ilegítimo que debe aguantar sin razón el pecado que él no cometió, o de ese hambriento que recrimina nuestra conciencia recordando la palabra del Señor: Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi me lo hicisteis. (Mt 25,40).»

GS no. 27 

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