Libres para amar  | El manantial de la libertad

EL MANANTIAL DE LA LIBERTAD 

Hablar de libertad es hacer referencia a un poder, a una fuerza de maduración en la verdad y en la bondad (CIC 1731) . Esta «libertad como fuerza» de la que hablamos, nos brota de Cristo que, muriendo al pecado resucitó de entre los muertos, elevándo nuestra dignidad a la de hijos, por lo tanto, nuestra libertad está llamada a ser una libertad plena, una libertad de hijos que se saben amados por el Padre cuyo rostro, Cristo nos mostró. El Papa Francisco nos lo dice en una de sus homilías: 

«Este es el gran milagro de Jesús. A nosotros, escalvos del pecado, a todos nos ha hecho libres » «Jesús nos hace hijos, con la libertad de hijos» Papa Francisco. 

Por tratarse de una «fuerza de maduración», la libertad se convierte en don y tarea que requiere ser trabajado y, por esta misma razón, al trabajarlo se convierte en un manantial del que brotan gracias que inundan nuestra vida y la de aquellos con los que nos topamos. 

El Catecísmo de la Iglesia Católica nos ilumina al respecto de este tema diciéndonos: 

«El ejercicio de la libertad no implica el derecho a decir y hacer cualquier cosa. Es falso concebir al hombre sujeto de esa libertad como un individuo autosuficiente que busca la satisfacción de su intenrés propio en el goce de los bienes terrenales» (CIC 1740

Solo somos verdaderamente libres en tanto y en cuanto nos asemejamos a aquello para lo cual hemos sido creados y a lo que somos llamados/vocacionados, en este caso, adherirnos a Dios para llegar libremente a la plena y feliz perfección (CIC 1730)  . Somos creados a imagen y semejanza (Génesis 1: 26) de Dios que es Amor (I de Juan 4: 8) de comunión y solidaridad. Una manera sublime que podemos encontrar en la que el hombre llega a asemejarse a Dios de este modo, es a través de la entrega sacramental que se hace entre hombre y mujer: el matrimonio. Sobre esta libre donación, el Señor concede la gracia de los hijos como fruto maduro del don que se nos ha dado. 

Desde una libertad madura, buscamos la verdad, la bondad y la belleza; nos movemos a trabajar por un mundo en el que los más pequeños, empobrecidos y necesitados sean el centro; encontramos la fuerza y motivación para vivir una fe en obras, para luchar por hacer a Dios presente; nos lleva hacia las almas esclavizadas para llevarlas y acompañarlas hacia el manantial de la libertad.  

LA BELLEZA DE LA VERDAD

AMOR EN ACCIÓN

«Desde mi herida con Cristo abracé la suya. Mi labor aquí se funda en esta vivencia. El Señor me estaba haciendo apóstol desde la herida transfigurada. Feliz herida que me ha hecho vivir esta y muchas más maravillas, acoger al otro tal como es, victimizarme algo menos y no juzgar fácilmente al otro» 

Julio 

«La cruz gozosa existe. Solo es necesario aceptar la amargura del primer trago, pues después llega el sabor dulce. El Señor hace el milagro…. Estoy ahora como recubierta de una armadura que no es que repela el ataque, sino que lo deja entrar directo al corazón, y allí lo sufre a la vez que lo abraza de la mano de quien por fin descubrí como Esposo. Cada embestida se convierte así en ocasión privilegiada de amor»

Verónica 

REMAR MAR ADENTRO

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«Tengan cuidado con todo lo que pueda estorbar su contacto personal con Jesús vivo. El diablo puede tratar de usar las heridas de la vida, y a veces de nuestros propios errores – para hacernos sentir que es imposible que Jesús realmente nos ame, de que realmente está queriendo unirse a ti.» 

CARTA DE VARANASI 

 

 

«Él tiene sed de Ti. Él te ama siempre, incluso cuando tú no te sientes digno, cuando no eres aceptado por otros, incluso por ti mismo algunas veces. Él es el único que siempre te aceptará. Hijos míos, ustedes no tienen que ser diferentes para Jesús los ame. « 

Carta de Varanasi 

 

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