Esta civilización del amor hemos de generarla juntos, en Familia de familias, donde se dan las distintas vocaciones en complementariedad y armonía en servicio de los más débiles e indefensos. Como nos dice la Doctrina Social de la Iglesia: «El amor debe estar presente y penetrar todas las relaciones sociales». En este sentido, para la generación de este mundo en el amor, son los hombres y mujeres laicos, es decir, el matrimonio y la familia, los que tienen un papel fundamental . Pues ellos, desde su vocación profesional puesta al servicio del bien común de la humanidad, contribuyen de forma especial, en unión con las restantes vocaciones, a la generación de estructuras de gracia, que hagan posible esta civilización basada en el amor y la justicia.  

Por ello nos recuerda la Doctrina Social de la Iglesia:  

«Para plasmar una sociedad más humana, más digna de la persona, es necesario revalorizar el amor en la vida social –a nivel político, económico y cultural– haciéndolo la norma constante y suprema de la acción.» (Compendio Doctrina Social de la Iglesia. 582)  

Por todo ello queremos compartir contigo esta llamada. Queremos invitarte y compartir contigo este sueño de construir un mundo nuevo, donde los más pobres, pequeños y débiles estén en el centro. Para ello queremos invitarte a dejarte la piel en esta lucha, recordando siempre que hemos de empezar por nosotros mismos, desciendo a nuestra propia herida junto a otros, en amistad y fraternidad. Solo así podremos hacer realidad lo que nos dice nuestro querido Papa Benedicto XVI: 

 «La caridad que nos une a los sentimientos de Cristo es el verdadero cántico nuevo del hombre nuevo, capaz de crear también un mundo nuevo»