Mundo esclavizado  | Testigos

SUCESORES DE SAN PEDRO

En esta sección te presentamos a hombre y mujeres que han vivido, desde su pobreza y herida, la misión que Dios les ha encomendado, dando verdaderos frutos de santidad

SAN JUAN PABLO II 

Te presentamos un texto del discurso de San Juan Pablo II del año 2003 en Madrid, en el que invita a los jóvenes a vivir la santidad:  

«Amados jóvenes, sabéis bien cuánto me preocupa la paz en el mundo. Por eso, hoy quiero comprometeros a ser cooperadores y artífices de paz. Responden a la violencia ciega y al odio humano con el poder fascinante del amor. Venced la enemistad con la fuerza del perdón. Manteneos lejos de toda forma de nacionalismo exasperado, de racismo y de intolerancia. Testimoniad con vuestra vida que las ideas no se imponen, sino que se proponen. ¡Nunca os dejéis desalentar por el mal! Para ello necesitáis la ayuda de la oración y el consuelo que brota de una amistad íntima con Cristo. Sólo así, viviendo la experiencia del amor de Dios e irradiando la fraternidad evangélica, podréis ser los constructores de un mundo mejor, auténticos hombre y mujeres pacíficos y pacificadores». 

BENEDICTO XVI 

Te propones un texto de nuestro querido Papa Benedicto XVI en Londres, del año 2010, en el que anima a los jóvenes a despertar la llamada a la santidad que todos tenemos: 

«Espero que, entre quienes me escucháis hoy, esté alguno de los futuros santos del siglo XXI. Lo que Dios desea más de cada uno de vosotros es que seáis santos. Él os ama mucho más de lo que jamás podríais imaginar y quiere lo mejor para vosotros. Y, sin duda, lo mejor para vosotros es que crezcáis en santidad. Quizá alguno de vosotros nunca antes pensó esto. Quizá, alguno opina que la santidad no es para él. Dejad que me explique… Muchas veces se ha caricaturizado la imagen de los santos y se los ha presentado de modo deformado, como si ser santos significase estar fuera de la realidad, ingenuos y sin alegría. A menudo, se piensa que un santo es solo aquel que hace obras ascéticas y morales de altísimo nivel y que precisamente por ello se puede venerar, pero nunca imitar en la propia vida. Qué equivocada y decepcionante es esta opinión. No existe ningún santo, salvo la bienaventurada Virgen María, que no haya conocido el pecado y que nunca haya caído. Querido amigos, Cristo no se interesa tanto por las veces que flaqueamos o caemos en la vida, sino por las veces que nosotros, con su ayuda, nos levantamos. No exige acciones extraordinarias, pero quiere que su luz brille en vosotros. No os llama porque sois buenos o perfectos, sino porque Él es bueno y quiere haceros amigos suyos. Sí, vosotros sois la luz del  mundo porque Jesús es vuestra luz». 

PAPA FRANCISCO 

Por último, te ofrecemos un texto de nuestro querido Papa Francisco, de su exhortación apostólica Gaudete et exultate, sobre la santidad, alentando también a los jóvenes ser santos. Vemos cómo el Espíritu, a través de la Iglesia, nos está marcando el camino con el Magisterio de nuestros últimos Papas: 

«No tengas miedo a la santidad. No te quitará fuerzas, ida o alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y serás fiel a tu propio ser. Depender de él nos libera de las esclavitudes y nos lleva a reconocer nuestra propia dignidad… No tengas miedo de apuntar más alto, de dejarte amar y liberar por Dios. No tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. La santidad no te hace menos humano, porque es el encuentro de tu debilidad con la fuerza de la gracia» (GE. 32-34) 

 

 

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